No, no...

No, no se terminaron las palabras, quizá aún podría resonar el eco de tantas de ellas… hacia un lado y hacia el otro, pero sin destino alguno... El viento las hizo suyas.

No, no ha sido ausencia del ser, sino un profundo vacío, volteando a todos lados y viendo la misma escena de titiriteros, moviendo hilos, manipulando vidas, pero al final de la obra: oscuridad y nada.

Ni rencor, ni olvido; solo el sin sabor ante los recuerdos que hoy son una lección más de vida; un fantasma lejano para aquellos que vivimos intensamente, para todos los que construimos historias de cada instante, para mí que creí respirar fragancia en tu aire.

No, no es nostalgia, ¿cómo explicarte?¿explicarte?¿acaso nos importa a los dos?, fuiste un susurro del viento, una ráfaga que secó mi aliento, una verdad en la mentira, una simple aventura del camino…

No, no podía pasar de largo la fecha, y se irá este y otro año, quizá volveré a recordarte, no habrá sido inútil tu paso y si un deseo puedo tener será el no volver a encontrarte.

Dichosos aquellos inmersos en la fantasía, los que viven horas en minutos, los que transitan de prisa, cada uno de los que pretende devorarse el mundo de un bocado, los que tienen amistades por moda y conveniencia, los que olvidan tan pronto como se enamoran, quienes tienen por corazón un condominio… y dichosos todos aquellos que no encuentran en estas sencillas palabras, una descripción de la basura en la que se han convertido.